BIODIVERSIDAD
Creo no equivocarme, cuando sostengo que todos o la gran mayoría tenemos vivo y fresco el recuerdo de nuestra infancia o niñez, -por origen o circunstancias de viajes-, de encontrarnos en algún momento en el campo, en finca de los nonos o abuelos, del padre, del tío o del hermano o de algún amigo y tener unas vivencias gratas, de grandes incógnitas, de admiración e incluso de misterio y hasta de terror.
Quien no recuerda haber visto a su nono o abuelo salir despreocupadamente de su casa de habitación, tomar el camino rumbo a la montaña o al río y regresar con leña para cocinar, madera para arreglar la casa, yerbas medicinales: cogollos de algunas plantas para aliviar determinados dolores; hojas verdes o secas para hacer aguas y tomar; bejucos para frotarse en la piel y eliminar ronchas, mezquinos, limpiarse los dientes, etc.; frutas para el alimento, productos para cocinar. Inclusive, muchos recordarán, que se supo ¿dónde estaba?, después del disparo que retumbó en la montaña y los delatadores ladridos de los perros de cacería.
En fin, verlo regresar, oliendo a hierba, a pasto, a caña, a café, con hormigas en sus ropas, musgos o espinas en su sombrero, pajas o bejucos envueltos en la cacha de la machetilla, abrojo en sus pantalones, loscos en el saco o barro en sus botas cuando estábamos en verano y hasta lombrices en el propio barro de sus botas, semillas en los bolsillos del saco y hasta húmeda la ropa sin haber llovido.
Para uno de niño, esto era casi un regreso heroico. El nono estaba en el monte. El nono sabe dónde queda el monte. Fue y vino del monte con muchísimas cosas útiles, casi todas, incluso a donde habitan los fantasmas, el miedo, las brujas y casi hasta el mismísimo diablo, según nuestra imaginación adulterada de niños. Y muchas veces el abuelo iba sólo.
Pues si, él estaba allá. El abuelo cuida el monte. Cada vez que llegan sus nietos volverá a ir al monte para traerles muchas sorpresas.
Sólo hasta hace unos pocos años el concepto de “monte” con el que siempre se designó nuestro entorno natural y en donde nuestros abuelos se internaban en busca de madera, medicamentos y alimentos, ha tomado hoy otra definición con una infinidad de connotaciones: Biodiversidad. Lo que anteriormente nuestros nonos llamaban monte, ahora se llama pomposamente Biodiversidad: Bio del griego bios vida y diversidad del latín itate diverso, variedad, plural, varios.
Toledo por sus excepcionales condiciones naturales geográficas, climatológicas, hidrológicas es un laboratorio vivo, es un templo a la biodiversidad en flora, fauna, recursos mineros y demás.
Las múltiples realidades y posibilidades de vida que alberga a lo largo y ancho de su geografía y la inmensa variedad de recursos y ecosistemas, nos pueden dar una enorme importancia regional y nacional como banco genético, del cual se podrán derivar múltiples bienes y servicios para la industria, la salud y el bienestar humano.
De allí la necesidad de ampliar cada vez más la información que aporte elementos de juicio y de valoración en torno a éste tema que tiene implicaciones económicas, políticas, culturales y sociales en la región, cuya incidencia aún no alcanzamos a ver en su dimensión.
Los poseedores del llamado “oro verde”, requerimos de la toma de conciencia de este valor natural para el género humano. El juego de intereses en la región, la dicotomía entre desarrollo y conservación, el saber científico y la sabiduría popular, los procesos de colonización y arrasamiento de recursos forestales, mineros e ictiológicos, *** étnicos***, con sus miles de consecuencia nefastas para nuestro medio ambiente y supervivencia, nos tienen que detener en un ejercicio de opiniones y aportes que apunten a la búsqueda de un modelo de desarrollo alternativo ajustado a nuestra necesidades culturales y a nuestra realidad.
ALGUNAS PROPUESTAS
Los medios de comunicación, comunicadores y actores comprometidos con nuestra suerte y desarrollo sostenible debe estar orientado a incentivar y exigir un liderazgo regional para que nuestras autoridades asuman la labor que les corresponde frente al manejo de los recursos naturales.
En los medios de comunicación masiva se deben crear espacios para tratar y difundir el tema ambiental. Proponer incluso la revisión de los contenidos de las programaciones o ediciones.
El tema de la biodiversidad debe ser un tema obligado como alternativa de desarrollo.
Se debe señalar el abandono de nuestros recursos en las políticas centrales del Estado en sus diferentes niveles, al igual que la indiferencia de la sociedad como organización formal o informalmente.
Los diferentes planes se deben socializar, elaborar con la participación activa de la comunidad.
La defensa del patrimonio debe ser una acción conjunta y compensada.
La educación ambiental como dimensión cultural debe ser más que retórica, efectiva y práctica.
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